súplicas y peticiones eran aceptadas. En una ocasión el Faraón le pidió que maldijese a Moisés (P). Él montó su caballo y se dirigió hacia donde se encontraba Moisés (P), pero después de un tiempo el animal se negó a continuar. Bal‘am enojado comenzó a golpearlo con el látigo; en ese momento el animal habló y dijo: ‘¿Crees que golpeándome podrás obligarme a acompañarte por el camino de la maldición hacia el Profeta de Dios y sus siervos creyentes?’. Bal‘am agitado al escuchar estas palabras golpeó tanto al animal hasta que lo mató. En ese mismo instante olvidó el Nombre Supremo -
En la exégesis de ‘Ali Ibn Ibrahim, está registrada una narración que dice: “Bal‘am Ba‘ura fue uno de los sabios que se encontraban bajo la influencia del Faraón. Él había encontrado el Nombre Supremo de Allah y era un hombre cuyas súplicas y peticiones eran aceptadas. En una ocasión el Faraón le pidió que maldijese a Moisés (P). Él montó su caballo y se dirigió hacia donde se encontraba Moisés (P), pero después de un tiempo el animal se negó a continuar. Bal‘am enojado comenzó a golpearlo con el látigo; en ese momento el animal habló y dijo: ‘¿Crees que golpeándome podrás obligarme a acompañarte por el camino de la maldición hacia el Profeta de Dios y sus siervos creyentes?’. Bal‘am agitado al escuchar estas palabras golpeó tanto al animal hasta que lo mató. En ese mismo instante olvidó el Nombre Supremo de Allah.[1] «Y se despojó de ellos, entonces el demonio fue tras él y estuvo entre los desviados. Si hubiéramos querido habríamos hecho que éstos le sirvieran para elevarle de rango. Pero él se afianzó a la tierra y siguió su bajo deseo. Su ejemplo es como el del perro: si tu lo alejas, jadea, y si lo dejas en paz, también jadea»1. A Bal‘am Ba‘ura le fueron arrebatados el Nombre Supremo y los signos de Dios. En aquel momento el Demonio para extraviarlo todavía más, comenzó a seguirlo; y fue de los descarriados. Si Dios hubiese querido, lo hubiese colocado en una elevada jerarquía por medio del Nombre Supremo. Pero él, por su perversidad interna, se aferró a los bienes mundanos y fue en busca de sus deseos secretos. Por eso sus abyectas propiedades y maldita naturaleza se asemejan a las del perro, que en caso de que lo ataques o lo dejes en paz, jadea”[2].
[1] . Del Imam Rida (P)
[2] . Vida de los Profetas, pag 273