Todos los seres humanos desean ser individuos honestos, aman las obras correctas y bellas y odian las feas y deshonestas. Así también desean conocer las bondades y las maldades.
En nuestra religión, es decir el Islam, la parte que se encarga de presentar las acciones apropiadas o inapropiadas, es denominada fiqh o Jurisprudencia, o en otras palabras, las leyes prácticas.
En sus libros de las leyes prácticas nuestros sabios dicen que es una obligación para todo creyente aprender las cuestiones que generalmente le son necesarias...
Todos los seres humanos desean ser individuos honestos, aman las obras correctas y bellas y odian las feas y deshonestas. Así también desean conocer las bondades y las maldades.
En nuestra religión, es decir el Islam, la parte que se encarga de presentar las acciones apropiadas o inapropiadas, es denominada fiqh o Jurisprudencia, o en otras palabras, las leyes prácticas.
En sus libros de las leyes prácticas nuestros sabios dicen que es una obligación para todo creyente aprender las cuestiones que generalmente le son necesarias.
Es decir que el hombre debe conocer, de acuerdo a su necesidad, las normas de la religión que determinan la responsabilidad de los seres humanos en cuanto a sus propias obras y conductas.
Existen dos formas de aprender los mandatos de la religión, una breve y global y otra desarrollada y extensa Aprender en forma extensa y desarrollada requiere ingresar a los centros teológicos y aprender en forma minuciosa y extensa todas las leyes prácticas de la religión junto a sus fuentes, sus pruebas y sus argumentos, y llegar al grado de iÿtihâd (nivel científico en el que se puede extraer las leyes prácticas del Islam a partir de las cuatro fuentes de la jurisprudencia islámica que son: el Corán, el intelecto, la tradición, y el consenso de los sabios).
Tal persona es llamada muÿtahid. Es decir quien tiene la capacidad académica de extraer los mandatos de la religión a partir de sus fuentes.
La segunda forma es un conocimiento global y general, es decir, aprender las cuestiones de la religión en el marco de las propias necesidades.
El primer requerimiento del Islam es el iÿtihâd (estudiar hasta llegar al nivel de poder deducir las normas de sus fuentes) no el taqlîd, pero si alguien no tiene la capacidad de iÿtihâd no tiene otro remedio más que recurrir a un especialista religioso con el fin de aprender la religión. Entonces concluimos que el tema del iÿtihâd y el taqlîd conforman un importante tópico de las normas religiosas.
Por supuesto un sabio referencial debe, además de iÿtihâd, poseer otras cualidades, entre ellas, la justicia, es decir, llegar a un estado en el alma por medio del cual practica los deberes religiosos y se aleja del pecado.
Entonces para actuar en base a las responsabilidades de la religión debemos: o ser muÿtahid o imitar a un muÿtahid que reúna todas las condiciones, es decir aprender de él las normas de la religión.
La pregunta que se plantea es ¿cómo obtenemos las opiniones científicas y las fatwas del muÿtahid?
La respuesta es que, o las escuchemos del mismo muÿtahid, o las leamos en su Tratado de Jurisprudencia, o las escuchemos de dos personas justas que conozcan su fatwa, o de una persona digna de confianza.
El siguiente tema es la división de las normas de la religión: Las normas de la religión se dividen en 5 partes:
1) wâyib (obligatorio), es decir, los actos que es obligación que realicemos.
2) harâm (prohibido), los actos que no tenemos que realizar de ninguna manera.
3) mustahabb (preferible), es decir, los actos aconsejables cuya realización es recomendada.
4) makrûh (desaconsejable), es decir, actos que es mejor evitar.
5) mubâh (permitido), es decir, los actos cuya realización es igual a su no-realización.
La más importante obligación religiosa es la oración. La oración consta de preliminares, obligaciones y otras normas. Entre los preliminares de la oración se encuentran cuestiones como la ablución y la pureza, con lo cual nos familiarizaremos a continuación, si Dios lo permite.