El primer deber moral de todo sistema social es designar normas adecuadas para definir los límites de la relación entre personas de sexos opuestos. En otras palabras, los fundamentos morales de la sociedad necesitan reglas de comportamiento entre hombres y mujeres, que sean designadas de la mejor manera y
El primer deber moral de todo sistema social es designar normas adecuadas para definir los límites de la relación entre personas de sexos opuestos. En otras palabras, los fundamentos morales de la sociedad necesitan reglas de comportamiento entre hombres y mujeres, que sean designadas de la mejor manera y que sean respetadas por todos los miembros de la sociedad. De hecho, si estas reglas son violadas, se incrementa la probabilidad de conflicto y corrupción en la sociedad. Una de las normas fundamentales acerca de la relaciones entre personas de sexos es sin duda el matrimonio.
Al respecto, Richard Lander escribe: "En la Tribu Yariba, el matrimonio es celebrado por los indígenas con mucha indiferencia; como si los hombres considerasen el matrimonio tan insignificante como cosechar un ramo de trigo. El amor y el afecto no existen entre ellos en ninguno de sus sentidos. Dado que en esta Tribu, las relaciones prematrimoniales no están prohibidas y se practican con abundancia entre los miembros de la Tribu, los hombres no tienen ningún límite para tener relaciones con las mujeres y pueden satisfacerse sus deseos cuando quieran; y por lo tanto no se produce ninguna pasión en ellos para atraer a las mujeres o para amarlas. Ellos se pueden describir como fríos e indiferentes el uno al otro. En esta Tribu, no existe ni siquiera la apariencia del amor entre el marido y la mujer".
El Hiyab para las jóvenes es un medio que le da la oportunidad de elegir el mejor esposo entre una serie de pretendientes, así como también anima al novio a que gane el corazón de su dama y que haga esfuerzos para lograr las cualidades que le agradan. La modestia y la castidad de las mujeres limitan la lujuria del hombre; y al mismo tiempo aumentan en él el amor por la mujer, así como elevan el valor de la mujer a los ojos de los hombres. En las culturas que conceden una gran importancia a la preservación de la virginidad de las jóvenes solteras, las relaciones prematrimoniales son limitadas y por lo tanto, ellas no se convierten en madres fuera del matrimonio.
Se puede afirmar que la castidad eleva el nivel de la cultura de la sociedad, y que el mayor reto moral y ético para los sistemas sociales ha sido la regulación de las relaciones sexuales. El instinto de procreación, si se manifiesta fuera del matrimonio, causará una gran cantidad de problemas y consecuencias indeseables. Incluso, entre los animales, las relaciones sexuales no son totalmente libres y sin restricciones, por ejemplo, en algunos casos, la hembra acepta el animal masculino sólo en determinados momentos”.
Las diferentes sociedades humanas, en diferentes etapas de la historia, han experimentado todos los medios de vestimenta, la desnudez y las relaciones íntimas. Entre estos experimentos históricos, cabe señalar que el Hiyab y la castidad han tenido una relación estrecha con el concepto de "amor". El amor puro que surge entre un hombre y una mujer, promueve la modestia de las mujeres. En una relación entre una mujer y un hombre, el hombre parece estar diciéndose a sí mismo: "Si yo la amo y ella me ama, nadie tiene derecho a interrumpir nuestro amor. Si alguien trata de hacerlo, yo lo odio. Por otra parte, mi dama me exige que la proteja contra los demás hombres, de modo que nadie se atreva a interrumpir nuestro amor.” Este tipo de pensamiento da lugar a la aparición del matrimonio en las sociedades humanas. A través del matrimonio, la gente llega a reconocer la legitimidad de las relaciones entre las parejas. De esta manera, la gente respeta y honra el amor que existe entre el esposo y la esposa, y este amor adquiere una nueva belleza.
En muchos casos, cuando un hombre se da cuenta de que su mujer ha tenido relaciones íntimas con otros hombres antes de casarse con él, se reduce la intensidad y la sinceridad de su amor hacia ella. Por lo tanto, no hay duda de que el amor entre un hombre y una mujer depende en gran medida de que ellos no hayan tenido relaciones prematrimoniales con otras personas. A lo largo de la historia humana, las mujeres que se adherían a la castidad y la modestia, siempre trataban de proteger su virginidad antes de encontrar a su pareja permanente. Ellas se aconsejaban las unas a las otras que no tuviesen relaciones sexuales con otros hombres, antes de que un hombre demostrase verdaderamente su amor hacia ellas. Ellas habían llegado a saber que las relaciones sexuales sin amor con la pareja, reducen el valor de la mujer y son consideradas una humillación para ellas.
Las mujeres que pensaban de esta manera, trataron de preservar la pureza de su amor, manteniendo su castidad. Para lograr este propósito, ellas tuvieron que protegerse de las miradas indebidas de otros hombres. El mejor medio para lograr tal fin, fue el uso de alguna vestimenta modesta que cubriese su belleza natural, sin llamar la atención de los demás. Fue de esta manera que las comunidades humanas llegaron a comprender la importancia del Hiyab. El Hiyab llegó a ser conocido como la forma perfecta de la belleza interna que daba nuevos sentidos y más belleza al concepto de castidad, el amor y el matrimonio. El Hiyab fue considerado como una concha que protege la perla en las profundidades del mar. Este tipo de vestimenta es un factor que controla la relación entre los hombres y las mujeres, y se puede considerar el resultado del progreso cultural y espiritual de las civilizaciones humanas.[1]
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[1]. www.makarem.ir, artículo: "¿Por qué el uso del Hiyab es obligatorio en la Comunidad Islámica?"