“No hace falta ser judío para ser sionista. Yo soy sionista”, dijo hace un mes Joe Biden, el 46º presidente de Estados Unidos. No es una exageración decir que comparte la misma culpa que Netanyahu por el derramamiento de la sangre de más de 23.000 mártires y el desplazamiento de casi dos millones de personas en Gaza por el apoyo total de su administración a los horribles crímenes del régimen sionista en el territorio costero asediado.
El líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Sayyid Ali Khamenei, también lo mencionó en su discurso de hace unos días. Dijo: “El presidente estadounidense [Joe Biden] ha declarado claramente que es sionista. Tiene razón. La misma maldad que existe en los sionistas también existe en él. Tiene los mismos objetivos malvados que ellos”. De hecho, se puede decir que el nombre de Biden está más ligado a Israel y sus crímenes que el de cualquier político en la historia de Estados Unidos, y nunca se puede imaginar a Biden y al sionismo separados.
Un examen detallado de la vida política de Biden y su conjunto de acciones antes y después de la Operación Inundación de Al-Aqsa y del 7 de octubre también da fe de este hecho.
1. Desde 1990, cuando era senador, Biden ha recibido más de 4.346.000 dólares del famoso lobby sionista conocido como AIPAC.
2. Biden siempre ha sido uno de los principales mediadores entre el gobierno estadounidense y el régimen sionista. Dennis Ross, asesor para Oriente Medio durante el primer mandato de Obama, dijo en una de sus entrevistas: “Siempre que las cosas se salían de control con Israel, Biden era el puente… Su compromiso con Israel era así de fuerte”. Según Ross, cuando Obama quiso criticar a Netanyahu por expandir los asentamientos israelíes en 2010, Biden se lo impidió.
3. En 1992, el entonces presidente George H. W. Bush exigió a Israel que dejara de construir asentamientos en los territorios ocupados, que violan el derecho internacional, si quería recibir miles de millones de dólares en garantías de préstamos de Estados Unidos para apoyar la acogida de judíos soviéticos. En aquel momento, Biden fue el único representante estadounidense que se opuso a Bush y habló en su contra en una reunión del AIPAC.
4. En 1995, cuando Biden era senador por el estado de Delaware y mucho antes de que Donald Trump llegara al poder, fue uno de los principales partidarios de la idea de trasladar la embajada estadounidense a Al-Quds, o como la llaman los occidentales, “Jerusalén”. En aquel momento, Biden votó a favor de un proyecto de ley según el cual Estados Unidos reconocía a esta ciudad como capital del régimen sionista.
5. Biden viajó a Israel en los primeros días de la guerra de Gaza y en el auge de los riesgos de seguridad para mostrar su apoyo abierto al régimen sionista. De hecho, Biden es el primer presidente en la historia de Estados Unidos que visita Israel en tiempos de guerra.
6. En el punto álgido de la crisis económica y la inflación en Estados Unidos, después del 7 de octubre, Biden autorizó el envío de cuantiosas ayudas financieras a Israel y pidió al Congreso que aprobara paquetes de ayuda para Israel. En los primeros días de la guerra de Gaza, envió un paquete de ayuda de 14.500 millones de dólares al Congreso para su aprobación. Además, en el último mes, ha autorizado el envío de dos paquetes de ayuda financiera y militar de 147 millones y 105 millones de dólares a Israel.
7. Aunque los judíos representan solo el 1% de la población estadounidense, el 50% del gabinete de Biden son partidarios judíos del sionismo; personas como Antony Blinken (Secretario de Estado), Janet Yellen (Secretaria del Tesoro), Merrick Garland (Fiscal General de Estados Unidos), etc.
8. El apoyo al régimen sionista es una cuestión tan vital para Biden que ha estado dispuesto a correr el riesgo de convertirse en un presidente de un solo mandato y perder popularidad a los ojos de la población estadounidense. Según las últimas encuestas, el 70 por ciento de los votantes menores de 35 años desaprueba la gestión de Biden de la guerra de Gaza. Además, el apoyo a Biden entre los estadounidenses árabes ha caído al 17%, lo que muestra una disminución del 42% en comparación con 2020. Esta disminución de la popularidad puede asegurar la derrota de Biden en las próximas elecciones presidenciales en estados importantes como Michigan.
Por último, como se mencionó, Joe Biden y el sionismo son dos partes inseparables. En la medida en que Biden y muchos funcionarios de su administración deben su ascenso político a los lobbies de este régimen al servir bien al sionismo, el régimen sionista también debe su existencia ilegítima a Biden y al gobierno de Estados Unidos.
Con el paso de varias décadas de pleno apoyo de Estados Unidos a Israel, es evidente para todos que el régimen sionista, como principal fuerza de poder de Estados Unidos en la región, ha impulsado muchas de las políticas hegemónicas de Estados Unidos, como el Gran Oriente Medio.
Además, el genocidio y la invasión militar de Gaza en estos días por parte de los sionistas es también una de las principales estrategias de Estados Unidos para enfrentar al Eje de la Resistencia, que está siendo perseguido por el juego de roles de Israel. Y es por eso que Biden dijo hace 4 décadas: “Si no hubiera un Israel, los Estados Unidos de América tendrían que inventar un Israel para proteger sus intereses en la región”.
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