Aquél que observe sus propios defectos deja de criticar los defectos de otros; y aquél que esté satisfecho del sustento otorgado por Dios, no entristecerá por aquello que pierda; y aquél que desenvaine su espada para subyugar a otro, será muerto con esta misma espada; y aquél que sufra y se fastidie en los trabajos se matará a sí mismo; y aquél que se aviente en los remolinos de los infortunios se ahogará; y aquél que vaya a lugar de mala reputación será acusado. Y aquél que hable
demasiado también se equivocará mucho; y aquél que se equivoque mucho su prudencia y pudor son pocas; y aquél que su prudencia es poca su abstinencia será también poca; y aquél que su abstinencia
Tener una vida pura y con tranquilidad es un tema importante en la vida de la humanidad.
Hasta ahora, se ha planeado muchas fórmulas para alcanzar una vida perfecta, una vida que posee la felicidad de este mundo y más allá.
Aquí mencionamos factores de una persona perfecta que la misma tenía una vida perfecta. El Imam Ali(p) Vamos a ver estas fórmulas:
Aquél que observe sus propios defectos deja de criticar los defectos de otros; y aquél que esté satisfecho del sustento otorgado por Dios, no entristecerá por aquello que pierda; y aquél que desenvaine su espada para subyugar a otro, será muerto con esta misma espada; y aquél que sufra y se fastidie en los trabajos se matará a sí mismo; y aquél que se aviente en los remolinos de los infortunios se ahogará; y aquél que vaya a lugar de mala reputación será acusado. Y aquél que hable
demasiado también se equivocará mucho; y aquél que se equivoque mucho su prudencia y pudor son pocas; y aquél que su prudencia es poca su abstinencia será también poca; y aquél que su abstinencia es poca su corazón a muerto; y aquél que su corazón ha muerto caerá en las llamas del infierno. Y aquél que observe las malicias de la gente y las considere malas, luego se vea aludido de éstas mismas realmente es un verdadero necio. La recta utilización de los bienes es una riqueza sin fin, y aquél que constantemente recuerde la muerte se satisface con poco; y aquél que sepa que sus palabras también son consideradas como actos suyos, no hablará más que lo necesario.[1]
[1] . Nahyul Balagha,pag, 775
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